Mujer siglo XXI
Mujer Siglo XXI
Llegó él, nunca creo que ha faltado. Venía solo y era fácil verlo porque llama la atención.
El uno de noviembre, como todos los años, asistí en la iglesia del pueblo donde vivo, a la Misa de Todos los Santos. Es el único día que está a rebosar: los que residimos y los que, siendo nacidos aquí y viven en otros lugares, tienen parientes cercanos y lejanos a los que nunca dejan solos ese Día.
Se sentó a mi lado y dio la mano a mi marido, quedé en medio de dos Javier.
A la salida fuimos los tres al batxoki, para tomar algo. Siempre nos hemos saludado, pero en tantos años no sumará veinte minutos el tiempo que hemos hablado los dos. Ese día fue todo distinto. Se interesó por “Camelias en noviembre” y por el premio que ha recibido. La novela comienza, además, el Día de Todos los Santos. Trata entre otras muchas cosas de moda, sobre modistos reales, pero es ficción. Él los conoce y conoció a casi todos ellos. La conversación fue a más, habló de hechos interesantísimos, y el aperitivo duró tres horas.
“¿Qué es el tiempo? Una mirada puede valer un mundo y toda una vida de palabras vanas, no valer nada…”
Recordó su niñez. Desde el punto más alto de mi casa, y al otro lado del río, puedo ver la casa donde nació, “Casa Torre” la llaman: una edificación magnífica con un cuidadísimo entorno siempre verde. Mi marido, amigo suyo de la infancia, no lo fue tanto como de sus hermanos mayores, amigos del balón, porque él, en su cabeza, era la “aguja” lo que le apasionaba; teniendo que oír infinidad de cosas entonces, cuando eso no se entendía. Dijo que nunca le importó… “Nada le apartaría de su camino”. Son otros hechos los que no olvida.
Hubo consejos, sobre todo hacía mí. A él le parecía que, por a gusto que yo me encontrara en el pueblo, debería tener mayor contacto con la Capital, y más ahora que había optado por un camino en el que, es importante una visión más amplia y mayores estímulos. Que debería formar parte de la Asociación Mujer Siglo XXI, dijo. Me sugirió, o pidió, que asistiera a un acto que se celebraría unos días después en el Palacio Euskalduna de Bilbao. Que estaría él mismo, para presentarme a la presidenta, y a ver qué me parecía.
La Asociación Mujer Siglo XXI fue fundada en 1996 en Bilbao por un grupo de empresarias y profesionales con un espíritu de apoyo y ayuda mutua, así como inquietudes semejantes. “Nuestros ideales son unir esfuerzos, sinergias y potenciar a la mujer en sus campos profesionales e interempresariales”
Le dije que iría. Faltaba que me aceptaran.
Lo que me encontré fue un plantel de mujeres con una proyección espectacular. Las ponentes hablaron de inteligencia artificial, enfermedades raras y yo que sé de qué más, desconocido para mí su mayoría. Creo que me sobrepasó.
Terminado el acto, a mi amiga Begoña, que me acompañó ese primer día, y a mí, un reducido grupo nos pidieron acompañarlas para comer en la emblemática Sociedad Bilbaína. “Uno de los personajes de la novela ya habla de una comida ahí mismo”.
Elena Suarez, catedrática de Farmacología. Nekane Lauzirika, periodista. Nerea Lupardo, directora general del Palacio Euskalduna. Carmen Miral, abogada, procuradora y presidenta de Mujer Siglo XXI. Julia Diéguez, presidenta de Comerciantes de Bizkaia. Begoña Ochoa, catedrática de Bioquímica y amiga mía. Y yo misma.
Luego, bajamos a un salón a hablar un rato y tomar alguna cosa.
Muy directa, Carmen Miral, la presidenta de Mujer Siglo XXI, dijo:
—Ana, queremos que estés entre nosotras.
Yo, algo cohibida, respondí:
—Carmen, he podido darme cuenta esta mañana del tipo de mujer que hay en la Asociación: muy potentes y con una trayectoria y proyección claras. ¿Qué puedo yo aportar?
Su contestación fue rápida.
—Puedes aportar ejemplo. Nos gustas y queremos que estés entre nosotras. Además, no tenemos una escritora… Ante tal afirmación lo pensé poco.
Estamos todas las anteriores, salvo Julia. Y el caballero, es… “Él”. Javier Barroeta, Maestro de Alta Costura. “Ilustre” de la ciudad de Bilbao. Y, sobre todo, buen amigo y mejor persona
Desde entonces formo parte de la asociación. He asistido a algunos actos. Y también a la cena de Navidad -anterior al día 24-; muy divertida, porque, hay que ver cómo somos las mujeres cuando no hay maridos cerca: champán y baile sin parar.
He presenciado actos más que interesantes en los que participaban estas mujeres valientes, que van escalando lugares de tanta importancia y responsabilidad. También, por primera vez en mi vida, me he visto en un desfile de moda hombre-mujer, privado: un lujo.
Esto es un homenaje a esas mujeres, más jóvenes, y que tan bonita acogida me están dando según las voy conociendo. A las que deseo, de todo corazón, que sus sueños se realicen.
Y como casi siempre, termino con una muñeca, “mi pasión oculta”.
Maravilloso relato, Ana
Me ha encantado. Me ha trasmitido el cariño y desde mi humilde posición, estamos encantadas de que estés entre nosotras
A mi personalmente me aportáis todas !!
Fue un placer compartir ese día contigo, y sobretodo fue una oportunidad conocer a una escritora tan de cerca a una escritora como tu. Despues de ese dia, lei tu novela «Camelias en noviembre» y me enganchó, entretuvo y volveré a leerla seguramente. Te felicito por este blog que estas escribiendo.
Fue un placer compartir ese día contigo en la reunión organizada por la Asociación Mujer Siglo XXI, y, sobretodo fue una oportunidad conocer tan de cerca a una escritora como tu. Despues de ese dia, lei tu novela «Camelias en noviembre» y me enganchó, entretuvo… volveré a leerla seguramente. Aprovecho tambien para animarte con este blog que estas escribiendo y que me encanta seguir.
Seguiré leyendo tu blog Ana María. Magníficamente redactado como siempre. La facilidad con la que escribes es impresionante. Felicidades y sigue adelante .