¡Volando!
¡Volando!
6 de septiembre, abro un correo que decía:
«Queremos darte una gran noticia. Tu obra ha sido seleccionada como una de las cuatro finalistas en la categoría “Mistery – Spanish” en los prestigiosos premios Latino Book Awards. La gala es en Los Ángeles el 21 de octubre a la que estás invitada.»
El correo era de mi editorial, pero lo primero que pensé es que se trataba de un error. Y estuve callada, callada, durante una semana sin decírselo a nadie, por que si no era real, a ver cómo explicaba yo luego eso…
Pero después de algunas indagaciones, llegué a la conclusión de que era muy real.
¡Un revuelo! ¡Madre mía!, «lo que a mí más me gusta…»
No pensaba ir, el premio me lo darían igualmente sin mi asistencia, pero, lo que tuve que oír: «Tienes que ir, eso no te lo puedes perder, te vas a arrepentir toda la vida, ¡Qué ocasión…!»
¡Y qué presión! Estaba decepcionando a mucha gente.
Unos días antes, dije a mi hija que no me dejaba en paz, ¡venga, vamos!
Y ahí estaba yo, primero en Frankfurt en una escala de dos horas, después embarcando en un avión enorme, capaz de atravesar medio planeta sin repostar. Doce horas y media por delante.
Yo tenía ventanilla, y en el reposacabezas del asiento delantero había una pantalla para cine, pero además era un GPS que señalaba los lugares por los que íbamos pasando. Debe de hacer mucho que no viajo, o no me había dado cuenta, porque no recuerdo GPS en los aviones. Total, que empezamos a pasar por los países europeos. Yo queriendo ver, pero no vi mucho, las nubes lo tapaban casi todo. Cuando entramos en el océano fue peor, en horas no vi nada, ni por un agujero, las nubes de nuevo lo impedían. Podría haber sido campos de trigo. Me cansé y quise poner una película. Tengo que decir que el viaje fue de día, hasta llegar a las nueve horas de diferencia con España.
Como no daba con algo que me gustase, volví al GPS. De pronto, leo: ¡Groenlandia! Digo, ¿qué?
Pues sí, allí estaba una extensión inmensa, toda nieve, todo sol y ninguna nube empañaba el cielo. Vamos, fue, ¡espectacular!, durante mucho tiempo. Nunca lo voy a olvidar.
Pero, no acabó ahí. Ya no perdí de vista el GPS. Abajo estaba Canadá, otro vuelco que me dio el corazón. Cuando ya me conformaba con eso, pasamos por el Gran Cañón del Colorado, madre mía, qué preciosidad. Creo que era la Ruta 66, porque coincidían los estados por los que pasa.
Otra sorpresa: desierto de Nevada. ¡¡Buaaah!! Creo que la única que disfrutaba era yo, porque los viajeros, casi en su totalidad llevaban las persianas de las ventanillas bajadas, intentando dormir. ¿Dormir? pero ¿Qué le pasa a la gente? ¿Puede haber algo más increíble? La verdad, no lo entiendo…
No vi Las Vegas, se supone que no estaba en mi línea de visión. Pero yo ya tenía bastante. Por ver aquello, me valió la pena el viaje.
La ciudad de Los Ángeles, desde el aire, parecía un cuaderno cuadriculado o baldosas, aunque de una dimensión enorme. Claro, son casas de una sola planta. Si el barrio era Bel-Air, por ejemplo, las casas eran lujosas. En otros barrios más sencillos, las viviendas seguían la misma línea. Yo no diría que he visto mansiones mejores que en otros países, incluido España. Lo que pasa es que esos palacios pueden estar en un entorno rural o en cualquier sitio, pero en Los Ángeles, no son pequeñas urbanizaciones, se trata de kilómetros cuadrados de una clase o de otra. Supongo que los habitantes serán también de un estatus similar; pero en realidad eso no lo sé.
Después de doce horas y media de avión, me costó bastante caminar por un aeropuerto enorme que no conocía, me parecieron kilómetros y faltaba la cola de inmigración: una fila larguísima entre cintas de colores, que va, que viene, que otra vez, otra, ni sé las veces. En un momento, me dio algo a la cabeza, perdí el equilibrio… y, ¡¡kataplot!! Caí estampándome contra el suelo.
Otro día os contaré la segunda parte.
Bonita narracion del viaje. Esperamos la continuacion
Felicidades por ese merecido premio a Camelias en Noviembre,brillante como describes personaje ,situaciones y sobre todo los sentimientos,te lleva a seguir leyendo hasta el final.
Enhorabuena por haber disfrutado de esta oportunidad y disfrutar de este viaje que ahora compartes con todas nosotras,tus lectoras.
Esperando leer la segunda parte de este viaje,sigo afirmando lo bonito y entretenido que describes.
Que ilusión de viaje!!!!! Un placer que seguro estas todavía disfrutando con su recuerdo